El drama de Becky Hammon

Ciertamente no estoy muy metido en el baloncesto femenino. Sé poco, lo justo. Pero no puedo evitar comentar este caso, que afecta a una chica que reconozco que es una de mis debilidades. Un caso que involucra a una de las jugadoras que de verdad al que les habla a pesar de no ser un gran aficionado al baloncesto femenino es capaz de hacer disfrutar. Por encima de su belleza. Porque en el baloncesto femenino el término de "jugón" no puede encajar mejor en otra chica. Un caso en el que el sueño de jugar unos juegos olímpicos lo pudo todo. O quizás fuera el dinero. O quizás el orgullo herido. La protagonista Becky Hammon.

Vayamos a la raíz del problema. Año 2007. La USA basketball da a conocer al gran público la lista de las 23 preseleccionadas para la disputa de los JJOO. La sorpresa llegó cuando en esa lista no se encontraba una de las mayores estrellas de la liga(candidata aquel año a hacerse con el trofeo MVP), la jugadora de las S.Antonio Silver Stars Becky Hammon. Además de gran jugadora Becky es uno de los rostros más conocidos de la WNBA y ha protagonizado numerosos anuncios y campañas publicitarias.
En las selección femenina americana, se encuentra lo mejor de lo mejor, y al revés de lo que pasó alguna vez con sus homónimos masculinos, siempre va "la creme de la creme".
Y resultó bastante curioso que una de las mejores bases de la liga se quedará no ya fuera de la selección definitiva, sino incluso de la preselección.
Tras el fin de la temporada en la WNBA , Becky firma un contrato millonario con el CSKA de Moscú.(sobre septiembre del año pasado). La federación rusa a la vista del golpe que había sufrido la chica, aprovechó la ocasión para ofrecerle que jugara con su selección, y comenzaron los pasos para su nacionalización, tras la vista buena de la jugadora americana.
Lo que no se esperaba Becky, es que poco después la selección americana ampliaría la lista de preseleccionadas hasta 30, entre las que está vez, sí se encontraba la susodicha.
Hammon ya se había comprometido con las rusas y tras sentirse zarandeada por su país, mantuvo la decisión de jugar con las europeas, anunciándolo incluso por televisión.
La noticia durante la temporada pasó algo desaperciba y se le dió escasa relevancia en los medios hasta que se acercaba la preparación para los juegos. La situación estalla cuando Becky regresa a USA.


En su país de origen, comienza una cruzada en los medios empezada por la seleccionadora nacional Ann Donovan que le dedicó palabras tan bonitas como estas "Si juegas en EE.UU, vives en este país y has crecido en su mismo corazón, no creo que sea patriótico ponerte el uniforme ruso. Esto es un negocio para ella. Estoy muy decepcionada” mientras la prensa americana se ceba con ella, tildandóla de "traidora", "judas", o "la desgracia americana".
Ya es gracioso que en este caso ahora la decepcionada sea la seleccionadora americana, que pasó y nunca mejor dicho, olímpicamente de la chica.
La respuesta de Becky no se hizo esperar, ya que estas palabras como es normal le dolieron y mucho a la jugadora “Cuando el pasado año los entrenadores hicieron pública la lista de 23 jugadoras para el viaje a Pekín y yo no estaba en ella es como si me estuvieran diciendo: ‘No te necesitamos’ y la verdadera pena es aceptar que no vas a ir con el equipo americano”."He querido en mi carrera representar a Estados Unidos", insistió. "Crecí soñando con jugar los Juegos Olímpicos para mi país de origen. Es sólo una gran oportunidad para jugar en la Olimpiada" . Ademas se defendió de las críticas de los medios que la tachaban de traidora“No conozco a nadie que pueda ser más americana que yo. Crecí en el corazón de América donde se vive bajo el credo de: Dios, familia y país” “No espero que todo el mundo me comprenda o se una a mi causa. Sé lo que siento por mi país. Estoy orgullosa de lo que América representa para el mundo. Pero esto es baloncesto, no se trata de algo a vida o muerte. Yo juego a baloncesto” además añadía “no vendo secretos a los rusos y esto no es un juego de espías. Simplemente es baloncesto. No estamos en guerra con Rusia, la guerra fría terminó hace mucho tiempo”.


Becky recibió algún apoyo público, como la de su ex-compañera Nancy Liebermann o Donna Orender, presidenta de la WNBA, pero que se hacen escasos ante la cantidad de gente que se postuló en su contra.

Realmente uno empieza a pensar, aunque no tenga tampoco mucha lógica, ya que el equipo americano es demasiado superior, que el verdadero miedo para entender lo que ha ocurrido, era que a las americanas les tocara cruzarse en este torneo con las rusas de Hammon. Tras eliminar en cuartos a la selección española con una magnífica labor de la jugadora nacionalizada, mañana se encontrará sobre la pista con sus compratiotas. Podríamos entrar a valorar si es o no ético jugar con una selección que no es la tuya, y más tras embolsarte dos millones de dólares, pero eso es una decisión de cada uno, en el que intervienen sus intereses o sus ideas, que no hacen daño, al menos en este caso, a nadie. Lo que no es ético es la campaña de desprestigio que se realizó en America para "instarla" a que dejara la selección rusa y se quedara viendo los juegos en el sofá de su casa. Y es que como bien dijo Becky cuando se defendía de las acusaciones de su patriotismo “no hay nada más americano que utilizar la situación existente(la oferta de los rusos) para tu mayor beneficio(jugar los juegos)”. ¿Acaso Pat Ewing, Tim Duncan o Hakeem Olajuwon no son nacionalizados? o peor aún ¿Acaso los americanos no compraron al fondista keniano Bernard Lagat para que compita bajo su bandera? ¿Acaso no intentan(ahora no son capaces) convencer a jóvenes velocistas jamaicanos para que dejen su país y se unan a sus universidades para competir bajo sus colores ? ¿Pero realmente son ellos los más indicados para señalar a alguien con el dedo y hablar de patriotismo? Me parece que no. Y en este caso en una jugadora que fue olvidada, me parece que menos.

Ahora ha llegado el momento de verse las caras. Y que mejor momento que las semifinales de unos juegos olímpicos. David contra Goliath. Pero tampoco olvidar que las rusas fueron el último equipo que consiguió vencer a las americanas en el mundial del 2006. ¿Hay posibilidades de repetirlo? Merece la pena. Porque seguro que fue más duro superar todo este conflicto que una lesión de ligamento cruzado que te tuvo un año en el dique seco. Y poca gente es capaz de volver a rendir igual. Grandes alicientes para ver este gran partido. Las americanas favoritas indiscutibles. Pero que bonito sería volver a ver mañana al acabar el partido la sonrisa de Becky.